Al llegar nos dijeron que nos tenían que reubicar en el Riu Bravo, y nos pasaron de una media pensión a un todo incluido y de una habitación estándar a una de categoría superior. No sé cómo habría ido todo en el Riu Festival pero en el Riu Bravo tuvimos una estancia fabulosa.
Comida riquísima y variada, había muchas cosas que las cocinaban en vivo, batidos naturales de varios tipos por la mañana, para el desayuno podías encontrar tortitas, churros, embutidos y quesos variados, mermeladas, tostadas francesas, bollería variada, huevos fritos, huevos revueltos, bacon, opciones de desayuno inglés, fruta variada, varios tipos de leche... Había además dos restaurantes temáticos, uno de comida española y otro de grill.
También tienen un spa, con jacuzzi y baño turco que probé y me encantó.
El hotel contaba con 3 piscinas, una de ellas con barra donde podías pedir tus bebidas del todo incluido o alguna con alcohol que debías pagar aparte, en la piscina que tenía barra podías encontrar una zona donde tomarte algo mientras disfrutabas de las burbujas de un jacuzzi al aire libre. En el bar de la piscina puedes encontrar el mejor café del hotel, te lo hacen en el momento y es delicioso, te lo sirven sólo, con nata, con leche, bombón... Vamos, como quieras!
La atención espectacular por parte de cocineros, camareros, recepcionistas y de la limpiadora de nuestra habitación, siempre atentos a cualquier necesidad.
No queríamos volver a casa, ¡hemos estado en la gloria y ya estamos planificando cuándo volver otra vez!
positivo:
Todo
negativo:
Por poner sólo un pero, las comidas del mediodía en el restaurante central eran un poco menos variadas que las de la noche que eran increíbles. Aún así se come muy bien a cualquier hora