positivo:
Es un hotel que está bastante cerca de la estación central de tren/metro (unos 5 minutos andando), por lo que la ubicación es muy buena. El centro de Munich está a dos paradas de metro y a unos 12 minutos a pie.
Es muy limpio y confortable. Sin ruidos externos y siempre fantástico el detalle del hervidor con los diferentes cafés/infusiones.
negativo:
El hotel está bastante bien (de hecho, si tuviera que volver, lo haría) -en España sería como un 3*-; ahora bien, el personal vive en otro universo: la entrada no se puede hacer hasta las 15:00, por lo que al llegar (lo hicimos sobre las 13:00) encontramos un montón de maletas en recepción. Se equivocaron en el apellido al hacer la reserva y tuvieron que buscar entre unas cuantas carpetas hasta que lo encontraron. Dejamos la maleta en recepción, fuimos a comer y al volver, a pesar de haber dejado todos los datos antes, los tuvimos que volver a dejar porque no los encontraban de nuevo. Conseguimos que nos dieran la habitación.
Cuando llegamos a ella, tras varios intentos para abrir la puerta, encontramos varias maletas dentro. Bajamos a que nos dieran otra habitación y el recepcionista nos ignoró porque le acababa de entrar un grupo.
Después de más de veinte minutos, conseguimos la habitación.
Llegamos, dejamos las maletas, conecto el ordenador y no nos habían entregado la clave para la conexión wi-fi. Otra vez para abajo.
Nos la entregan. Subimos de nuevo y no funciona: nos habían entregado una clave ya asignada. Nuevamente a bajar, esperar, etc. Eso sí, en este caso nos la subieron a la habitación porque hasta el recepcionista estaba ya de los nervios.
Al día siguiente, al regresar por la tarde, las tarjetas no abrían la puerta; al siguiente, había caducado la clave wi-fi a pesar de ser válida para toda la estancia...
El problema, en mi opinión, es que son demasiado buocráticos: para cada cosa necesitan consultar en mil papeles de carpetas diferentes. Algo que convierte en una aventura casi cualquier tontería.